A lo
largo de la historia ha habido épocas (como en la antigua Grecia y Roma) en que la homosexualidad ha sido
considerada algo normal, y otras en que
ser homosexual era sinónimo de enfermedad mental y producía rechazo en la sociedad. Hoy veremos dos
ejemplos de psicoterapia para la homosexualidad basada en dos enfoques y épocas
diferentes: la “terapia de reorientación sexual” de los años 60 del
s. XX y la “terapia afirmativa”, en la actualidad.
s. XX y la “terapia afirmativa”, en la actualidad.
Antes de
conocer ambas terapias necesitamos saber qué es y en qué consiste la “terapia
de aversión”, pues está muy relacionada con el enfoque de los años 60 donde el objetivo era curar la homosexualidad tanto en hombres como en mujeres.
LA TERAPIA DE AVERSIÓN
Esta
técnica consiste en exponer repetidas veces al paciente a ciertos estímulos a
la vez que se le somete a algún tipo de malestar o sensación desagradable.
Mediante
este procedimiento se busca que el paciente asocie esos estímulos a algo
desagradable y así acabar con un comportamiento indeseado. Así, ese
comportamiento que antes asociaba el paciente a emociones positivas, ahora está
condicionado a sensaciones desagradables y se reduce la probabilidad de que lo
vuelva realizar. Las sensaciones desagradables se consiguen mediante olores
fuertes, sabores desagradables o por medio del uso de sustancias eméticas que
producen náuseas. (Quizá, por ejemplo, nos venga a todos a la mente la
película La naranja mecánica, donde para acabar con su agresividad obligan al
protagonista a exponerse a imágenes de carácter violento mientras se le droga
para crearle sensaciones desagradables con el objetivo de que asocie la
violencia que tanto le gusta a la repulsión, y acabar así con sus conductas
agresivas).
Actualmente
la terapia de aversión se utiliza principalmente en el tratamiento de
adicciones, como por ejemplo alcoholismo y otras drogas. En muchos casos se utiliza
la aversión sólo en imaginación (técnica conocida como sensibilización
encubierta) para tratar trastornos como la ludopatía, el exhibicionismo… entre
otros.
LA TERAPIA DE REORIENTACIÓN SEXUAL DE LOS AÑOS 60
Pero el
objetivo de la terapia de aversión no siempre ha sido tratar problemas de
alcoholismo y abuso de drogas ya que en los años 60 fue muy utilizada para tratar
de cambiar la orientación sexual de los homosexuales. En esta época la
homosexualidad era considerada una enfermedad (por desgracia aún hay quien
piensa de esta forma) y algunos
homosexuales acudían voluntariamente al médico a pedir ayuda y ser
“curados”. El Psicólogo Martin Seligman utilizó la terapia de aversión como parte de su “Terapia de reorientación
sexual”, a través de la cual trataba de
disminuir o eliminar los deseos o prácticas homosexuales de sus
pacientes; ¿Cómo? pues exponiéndoles repetidas veces a imágenes de cuerpos
desnudos del mismo sexo (entre otras) mientras les inyectaban una sustancia
emética que les provocaba náuseas y malestar físico.
EN LA ACTUALIDAD: LA TERAPIA AFIRMATIVA
Afortunadamente
hoy en día el uso de la terapia de aversión para la homosexualidad es ilegal en
muchos países. Actualmente se utiliza la Terapia afirmativa y su objetivo es
conseguir que el individuo acepte satisfactoriamente su homosexualidad. Como
podéis ver el enfoque de la psicoterapia es totalmente distinto al de mitad del
siglo pasado.
Aunque en
este siglo XXI ya son muchas las personas homosexuales que viven libremente su
homosexualidad, también hay quienes encuentran muchas dificultades a la hora de
aceptar su condición sexual.
Fundamentalmente
las dificultades se articulan en dos ejes:
- Problemas de autoaceptación y
autorechazo: es
frecuente encontrarnos con personas que ven su condición sexual como una
auténtica catástrofe. No se gustan ni se aceptan tal como son, se avergüenzan e
intentan autoengañarse y obviar sus sentimientos. Son frecuentes la
culpabilidad y la baja autoestima, así como el
rechazo a sí mismos.
- Miedo al rechazo por parte de
los demás: Otro
problema importante es el miedo a las reacciones de las personas que les rodean
(la sociedad en general y sobre todo su familia y personas de su círculo más
cercano). Es muy habitual sentir que defraudan a sus padres o a sus amigos por
no ser heterosexual, por no ser lo esperado y “adecuado”. Esto propicia la ocultación y el engaño, y
por consiguiente llevar una vida llena de insatisfacciones por no poder ser uno
mismo ni comportarse libremente.
¿Y cuales son las consecuencias de la no
aceptación de uno mismo y del miedo al rechazo? En muchos casos esto desemboca
en depresión, ansiedad, abuso de drogas y alcohol, baja autoestima, problemas
de identidad, sentimientos de culpa…
¿QUÉ HACE EL PSICÓLOGO EN ESTOS CASOS?
A través
de la Terapia afirmativa para la homosexualidad se abordan varios
aspectos: por una parte trabajaremos las falsas creencias e ideas irracionales
que pueda tener sobre la homosexualidad para contribuir a su autoaceptación; y
por otra parte le dotaremos de herramientas para afrontar posibles actitudes de
rechazo por parte de los demás. De esta forma se evitarán problemas emocionales
que podrían interferir en diversas áreas de su vida, tanto personal como
laboral.
Veamos
algunos ejemplos de ideas irracionales y falsas creencias que puede tener la
persona homosexual sobre su condición sexual:
-
“
ser homosexual es horrible”
-
“ser
homosexual es una enfermedad”
-
“
los homosexuales son unos pervertidos y viciosos”
Si un gay
o una lesbiana tiene estas ideas preconcebidas no es difícil imaginar como se
debe sentir.
Otras
creencias y expectativas están relacionadas con el miedo al rechazo o la
reacción de los demás al enterarse de su homosexualidad:
-
“si
se lo digo a mis padres ellos ya no se sentirán orgullosos de mí… les
defraudaré”
-
“
Si la gente me rechaza al enterarse de que soy homosexual no lo podré soportar”
-
“hablarán
de mí en mi barrio y seré el hazme reír y el raro”
Hay que
trabajar estas creencias y cambiarlas por otras más adaptativas y menos rígidas
y catastróficas. Por ejemplo la idea terrible de “si la gente me rechaza no lo
podré soportar” la trabajaríamos para ir poco a poco cambiándola por otra más
realista y saludable como “si la gente me rechaza lo pasaré mal, pero lo podré
soportar y seguir adelante; ni todos me rechazarán ni voy a hundirme por ello”.
Otro
ejemplo es las expectativas de una mala reacción de sus padres, que pueden
resultar falsas y no cumplirse pero también
pueden resultar verdaderas y darse el caso de que sus padres reaccionen
fatal al enterarse. Hay que preparar a la persona por si esto sucede.
Como
hemos visto a lo largo del artículo actualmente el objetivo de la psicoterapia no
es cambiar la orientación sexual del individuo, sino ayudarle a aceptarla y a
disfrutarla plenamente sin los problemas que suele llevar asociados en una
sociedad como la nuestra.
La orientación sexual de una persona no determina su
salud mental. Si todos partiéramos de esta premisa ¡qué distintas serían las
cosas!
Si
quieres comentar algo sobre el tema puedes hacerlo más abajo.
¡Hasta la
semana que viene!
(imagen cortesía de Master isolated images FreeDigitalPhotos.net)
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