La muerte de un ser querido es
una de las situaciones más duras en la vida de un ser humano. El duelo es la reacción normal ante cualquier pérdida personal. El duelo no es una enfermedad, lo patológico sería no hacerlo. Es doloroso e inevitable y no hay una fórmula
mágica que nos libre de esa etapa dificilísima por la que es necesario pasar.
CONCEPTO DE DUELO
Conjunto de pensamientos, acciones y sentimientos
asociados a síntomas físicos y emocionales consecuentes a la pérdida de una persona
o cosa amada. Puede haber duelo por una ruptura sentimental, pérdida de
amistades, de un trabajo, de una parte del cuerpo (amputación)…. No sólo elaboramos
el duelo por una muerte, aunque ésta sea la razón más habitual.
Como decíamos, el duelo es un proceso normal y puede
incluso contribuir al crecimiento personal. Su función es adaptativa.
INTENSIDAD Y DURACIÓN
La intensidad y la duración del duelo varían en cada persona y en cada situación. Dependen
de varios factores como la importancia que se le da a esa pérdida, la
personalidad de la persona que sufre la pérdida, el grado de apoyo social y
emocional recibidos… ideas religiosas, filosóficas o espirituales, presencia o
no de otras experiencias de duelo previas, duración de la enfermedad o la
agonía si es el caso, si ha sido una pérdida abrupta o esperada, si se padecen
problemas previos de ansiedad o depresión…
La duración aproximada del duelo gira entorno a 1 año.
“ No es fácil
establecer un límite temporal para la superación del duelo, pero tiende a
situarse en torno a los 12 meses del fallecimiento. En general, el tiempo corre
a favor del sujeto. La superación se da cuando la persona recupera el interés
por la vida, experimenta satisfacciones en la vida cotidiana y es capaz de
pensar en el fallecido sin sentirse abrumado por el recuerdo, prestando
atención a las vivencias positivas compartidas y dejándose llevar por un
recuerdo sereno”
(Latiegui, 1999)
MANIFESTACIONES MÁS HABITUALES
Estas son algunas de las manifestaciones que pueden darse
durante el proceso de duelo:
Manifestaciones cognitivas:
Extrañeza ante el mundo, incredulidad e irrealidad,
rumiaciones (darle vueltas a las cosas continuamente), disminución de la
concentración y memoria, desinterés, obsesión por recuperar la pérdida, tristeza,
soledad, culpa, añoranza, liberación, confusión, insensibilidad….
Manifestaciones físicas:
Estómago vacío, boca seca, hipersensibilidad a los ruidos,
falta de energía, disminución del apetito, alteración del sueño, dolor de
cabeza, opresión en el pecho…
Manifestaciones motoras:
Autoaislamiento social, hiperactividad, hipoactividad,
llamar o hablar en voz alta con la persona perdida, usar su ropa, acudir a
lugares frecuentes, suspirar, llorar….
La terapia preventiva no debe hacerse porque las personas
tienen que aprender a usar sus recursos.
Si es un duelo normal, no es aconsejable la intervención psicológica. Sólo en duelos
complicados y en niños/adolescentes es de utilidad.
Lo que diferencia la tristeza
patológica de la tristeza normal en un duelo es:
- la intensidad de los síntomas
- la duración de la reacción (duración de más de un año)
- y la aparición de síntomas como alucinaciones o ideas
delirantes.
FACTORES PROTECTORES
Existen factores protectores que contribuyen a un duelo
menos problemático y menos duradero:
Apoyo social, haber tenido tiempo de preparación para
asimilar la pérdida, recursos de afrontamiento y características
personales, capacidad de expresar emociones, entorno familiar y social estable…
REACCIONES EMOCIONALES ANTE LA MUERTE
EN NIÑOS
Los niños también pasan por un periodo de duelo, aunque a
ciertas edades aún no comprendan lo que implica la muerte.
- miedo a ser abandonados
- tristeza por lo sucedido
- rabia por el abandono
- culpa por creerse causantes de la muerte
El concepto de muerte varía y evoluciona con la edad y esto hay que tenerlo en cuenta:
Hasta los 2 años de edad la muerte se ve como una separación o abandono. No pueden
entender lo que es la muerte
Desde los 2 a los 6 años aproximadamente el niño cree que la muerte es reversible
o temporal; pueden percibir la muerte como un castigo o sentir culpabilidad por haber tenido sentimientos negativos
hacia la persona que murió y creer que eso fue la causa de la muerte.
De los 6 a 11 años ya van comprendiendo el carácter irreversible y definitivo de la
muerte. Con 11 años ya entienden
perfectamente que la muerte es inevitable y universal; comprenden todo lo que
implica en todos los sentidos.
PREVENCIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. ¿QUÉ
DEBEMOS HACER?
Como decíamos antes la terapia preventiva sí puede ser
efectiva en niños y adolescentes. Y es esencial seguir unas pautas en casa para
ayudar al niño a elaborar un duelo no complicado.
● No sobreprotegerles y acompañarles en aquello que quieran
hacer.
No apartarles de la verdad ni ocultarles la muerte de ese familiar o amigo con la intención de protegerles. Necesitan saber lo que ha sucedido y tan sólo hay que explicárselo de forma sencilla y adecuada a su edad. Puede ser mediante la ayuda de cuentos, por ejemplo. ¡Cuidado con las metáforas que usemos a la hora de explicarle la muerte! Por ejemplo no se le puede decir que su abuelo se quedó dormido para siempre porque puede llevarle a confusión y pensar “a ver si me voy a quedar dormido yo…” y empezar a tener problemas para conciliar el sueño por las noches temeroso de que pueda pasarle lo mismo…
No apartarles de la verdad ni ocultarles la muerte de ese familiar o amigo con la intención de protegerles. Necesitan saber lo que ha sucedido y tan sólo hay que explicárselo de forma sencilla y adecuada a su edad. Puede ser mediante la ayuda de cuentos, por ejemplo. ¡Cuidado con las metáforas que usemos a la hora de explicarle la muerte! Por ejemplo no se le puede decir que su abuelo se quedó dormido para siempre porque puede llevarle a confusión y pensar “a ver si me voy a quedar dormido yo…” y empezar a tener problemas para conciliar el sueño por las noches temeroso de que pueda pasarle lo mismo…
● Eliminar la culpa (diferenciar entre deseo y realidad) El niño en edad pre-escolar puede sentir que sus
pensamientos o acciones han provocado la muerte, como decíamos antes.
● Favorecer la expresión de emociones mediante el dibujo y
juegos para poder hablar sobre el tema
● Garantizar el afecto en su ambiente diario
● Que las normas y rutinas se mantengan igual
● No obligarles a hacer lo que no quieran
Si no quieren ir al entierro o despedirse del fallecido,
por ejemplo, no se les debe obligar. Si quieren ir al entierro tampoco hay por
qué obligarles a quedarse en casa por ser un niño; a partir de los 6 años ya pueden
participar plenamente en un rito de
despedida y puede resultarles beneficioso para despedirse y comenzar a aceptar la pérdida.
Si el niño
quiere ir al hospital a ver a algún familiar debemos explicarle antes lo que va
a ver, para que anticipe cómo va a encontrar al enfermo y que no le cause un
tremendo impacto.
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